El trabajo mágico con sueños
por Schatten
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Ars Goetia que incluye cientos de páginas inéditas de antiguos grimorios. |
"Tú creas el mundo del sueño. Nosotros llevamos al sujeto a ese sueño y él lo llena con su subconsciente." Inception Gran parte de nuestra vida nos la pasamos durmiendo, y por lo tanto, soñando. Si somos capaces de trabajar con nuestros sueños de forma diaria tendremos acceso directo a nuestro subconsciente y al plano astral, y por lo tanto podremos ejercer el poder y el control tanto en nuestra mente como en la dimensión que elijamos. Muchas personas dicen no recordar sus sueños y por ello creen que no sueñan. Esto no es cierto, tan solo hay que cambiar los modos en los que nos vamos a dormir y nos despertamos. La vida moderna y la sociedad capitalista matan los ritmos naturales. No hay que levantarse de un brinco en cuanto suena el despertador. Hay que despertar poco a poco. Abrir lentamente los ojos, quedarse rezagado para poder disfrutar del regusto que dejan los sueños al menos durante cinco minutos. Debemos evitar también acostarnos cuando estamos totalmente rendidos, pues nos dormiremos en cuestión de segundos sin haber hecho de manera consciente la transición que posibilita experimentar el paso de la vigilia al duermevela y del duermevela al sueño. Para empezar hay que mostrar interés real por los sueños y una buena forma de hacerlo es escribiendo un diario de sueños. Puede parecer una tontería pero esto de algún modo activa el cerebro en esa dirección. Digamos que este se pone en marcha para empezar a recordar los sueños. La gente que trabaja con sueños activamente puede recordar una media de cuatro o cinco sueños cada día. Muchas veces a lo mejor no nos vienen al levantarnos, sino a lo largo del día. Un objeto o una palabra pueden despertar en nosotros el recuerdo relacional del sueño. Y si se entrena, poco a poco seremos capaces de recordar sueños de nuestra infancia. Unos irán activando a otros. Si conseguimos esto tendremos acceso a nuestros traumas infantiles e incluso descubriremos sueños premonitorios que tuvimos y que se hicieron realidad sin que nos diésemos cuenta. Nuestros sueños serán cada vez más intensos y vívidos. Los límites entre lo que entendemos como realidad y lo que vivimos como un sueño se irán diluyendo. Al ser cada vez más intensos nos pasará muchas veces que al despertar y abrir los ojos seguiremos en ellos. La gente sonámbula experimenta algo parecido. Para esclarecer un poco el tema podemos establecer la siguiente clasificación en cuanto a tipos de sueños que se debe entender solo como una mera aproximación introductoria: Sueños Comunes: son aquellos sueños que nos muestran material subconsciente de lo que nos preocupa, atemoriza, estresa o de aquello que deseamos y/o reprimimos. Algunos de nuestros problemas no se nos mostrarán hasta pasado un tiempo. Depende de la capacidad de cada persona para enfrentarse a ese contenido que de una forma u otra puede ser conflictivo. Recomiendo analizar cada día estos sueños, lo que nos hacen sentir, lo que nos están mostrando, nuestras reacciones, nuestros comportamientos e intentar darles una salida creativa. Nuestro cerebro va dejando salir la información cuando somos capaces de hacerle frente. No hay que preocuparse ni obsesionarse por el hecho de que soñemos con algo que nos causa un conflicto, si podemos soñarlo es buena señal pues representa el primer paso. De lo contrario el cerebro lo censuraría esperando el momento adecuado. Si se nos muestra eso significa que ya hemos hecho el trabajo más duro, encarar la situación por dolorosa que sea. No debemos rechazar contenido que nos parezca ilícito pues las pulsiones más atávicas deben expresarse y asimilarse también. Sueños Simbólicos: son sueños que nos muestran imágenes arquetípicas con significados iniciáticos y mágicos. No son sueños como los normales en cuanto a que no son la típica película que se monta nuestra mente. Suelen ser visiones bastante extáticas y tan sobrecogedoras que al despertar no podemos no recordarlas. Son sueños vividos con mucha fuerza. Las imágenes suelen ser símbolos mágicos, esotéricos o de carácter espiritual. Ocurren sobretodo cuando estamos trabajando en algún ritual mantenido o si estamos pasando por alguna ordalía. Un uso muy práctico es pedir a nuestras deidades que nos muestren en sueños esas pistas mágicas que necesitamos para seguir transitando nuestro sendero. Debemos estar preparados porque las visiones pueden ser dantescas. Hay que prestar atención al significado universal de los sueños pero también a lo que los símbolos nos dicen personalmente. Compartimos muchos símbolos del inconsciente colectivo pero a fin de cuentas cada persona siente o experimenta sensaciones distintas con cada símbolo universal. Sueños Premonitorios: son sueños que nos muestran lo que puede o va a suceder en nuestras vidas o en las de nuestros seres queridos. No siempre se cumplen porque algunos pueden evitarse. Si soñamos con alguna desgracia debemos avisar a la víctima en cuestión y así evitar el posible desenlace fatal. Son muy comunes los sueños en los que un familiar o amigo muere. Hay que ser prudente y saber diferenciar entre un sueño premonitorio o un sueño que simplemente está dejando entreveer nuestros miedos. Sueños Lúcidos: son sueños en los que de repente nos damos cuenta de que estamos soñando y gracias a ello tomamos el control total del sueño. Lo construimos a nuestro antojo. Lo más normal es que la gente use este poder para fabricarse en sueños todo tipo de experiencias placenteras… jajajaja, ya os podéis imaginar… Pero lo mejor que se puede hacer según mi propia experiencia es contactar con nuestro SAG y tener poderosas conversaciones que nos ayudaran en nuestro sendero mágico. Podemos contactar con nuestros dioses y entidades protectoras. Para lograr tener un sueño lúcido se requiere cierto esfuerzo y paciencia. A algunas personas les bastará con expresar mentalmente antes de dormir su Voluntad de tener un sueño lúcido. Otras tendrán que propiciar ese estado con infusiones, meditación u otros catalizadores mágicos. La última opción es esperar a que soñemos y nos demos cuenta de que estamos soñando. Hay varios trucos para saber si estamos soñando. Podemos intentar volar o hace cosas que serían imposibles en el plano material. La siesta es un buen momento para provocarlos porque estamos a la vez más conscientes y relajados. La película "Origen" es una buena metáfora del trabajo con sueños lúcidos. Entrar en un sueño dentro de un sueño es peligroso, pues cuesta mucho más despertar y puede resultar bastante angustioso... Sueños Controlados: son sueños parecidos a los sueños lúcidos pero no tan poderosos. Pues no disfrutamos de tanta autonomía y control. Son sueños que hemos programado a través de visualizaciones, infusiones y rituales antes de irnos a dormir. Podemos elegir el escenario que queremos visitar pero no lo que sucederá dentro de él. Duermevela: En este estado podemos experimentar un gran número de sensaciones y vivencias, desde encuentros con entidades, un tránsito al astral, tránsito a sueños lúcidos o controlados, rituales y proyección astral, y la horrorosa parálisis del sueño. En este estado aprendemos a observar de manera pasiva las imágenes que se van formando en nuestra consciencia. Esas imágenes cada vez irán tomando más densidad hasta que se conviertan en una película articulada, lo que desemboca en la realización de un sueño. Debemos ser muy cautos en este momento y hacerlo siempre dentro del círculo de protección, pues a la vez estamos más vulnerables y ciertas entidades nos pueden hacer pasar un mal momento. Si sentís cualquier tipo de presión o dolor es mejor no seguir con el experimento. Y si os encontráis con alguna entidad negativa pedid ayuda a vuestro SAG y nunca os dejéis llevar por el miedo. |