La sombra mística en Moisés
por Schatten


"Los Textos de la Goetia"
Un volumen monumental centrado en el
Ars Goetia que incluye cientos de páginas
inéditas de antiguos grimorios.


Antigüedad Judaísmo





La ascensión de Moisés al monte Sinaí puede verse como algo parecido a la ascensión a los cielos desde el punto de vista cabalístico. Por ello se dice que durante dicha ascensión, Moisés iba recitando el Salmo 91. Este salmo se utiliza contra las fuerzas negativas que intentan servir de obstáculos frente al progreso espiritual. El versículo 14 de este salmo dice: “Le colocaré bien alto, porque conoce mi Nombra”. Según Guikatilla, “le colocaré bien alto” nos da la pista de que se está hablando de una elevación espiritual real.

El conocimiento de los Nombres de Dios y no solo su uso práctico, junto con la disciplina y un nivel de conciencia determinado es lo que favorece la transformación espiritual y por consiguiente la adecuación a la voluntad divina.

La revelación de la zarza ardiente, que simboliza la intervención directa de Dios en la Historia, consiste en la transmisión del conocimiento del Nombre. Cuando Moisés pregunta por el Nombre y Elohim responde: “Yo soy el que soy” está dando la correspondencia de su nombre en Kéter, la Corona, y en general a las tres sefirot supremas.  Se trata de una referencia a sí mismo. YHVH es la revelación completa del Nombre, abarcando por tanto todas las sefirot, todos los mundos, incluso la conexión con Ein Sof.

Se ha analizado también el hecho de que Moisés fuera tartamudo y no se atreviera a hablar de no ser que Dios hablara por medio de su boca. El Aliento tiene un papel principal en la creación del mundo. El Aliento se convierte en Palabra (Verbo) y la Palabra crea mundos. En Ex. 4:12 dice Dios a Moisés: “Y yo estaré en tu boca y te enseñaré lo que hablarás”. Es la Palabra la creadora y el Espíritu (que es femenino en hebreo) es el que alienta y sustenta dicha creación.

 

Por otro lado, Yah es el nombre de la trascendencia, como Sabiduría que está más allá de toda forma. Sería potencia salvadora, libertadora, que vence todo y que promueve el cambio necesario.

Moisés habría cantado mediante este Nombre cuando los israelitas atravesaron el Mar Rojo tras ser liberados de los egipcios. Veremos entonces a los egipcios como representación metafórica de las ataduras materiales.

En Ex 15:2 dice “Es Yah mi fuerza y mi potencia, ha sido para mí la salvación.” La conciencia y alabanza de Yah lleva al estado de Bitul en la Presencia de Dios. Bitul significa anonadamiento o aniquilación. Es el estado de liberación de toda atadura.

Después de que su pueblo pecara con la orgía del becerro de oro, Moisés pidió conocer los designios divinos, pero Dios le respondió que no puede conocer la esencia de la Providencia. Lo que si le dio a conocer fue la acción divina en el mundo, regida por las trece medidas de la misericordia.

Hay una tradición que afirma que de los 613 preceptos a seguir, 611 fueron dados mediante Moisés. Los dos restantes fueron dados por Dios mismo.

En el Génesis, el Shadai es la manifestación divina específica que reciben los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. El título de El Santo invita a que el pueblo esté en consonancia con Dios.

Esfuerzo que llevó a cabo Moisés hasta el final, no solo en lo personal sino para con su tan desagradecido e inconsciente pueblo.