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Todos aquellos actos que despiertan lo divino en el hombre son apropiados para el Rito de Invocación.
La religión, tal como la entiende el vil Puritano, es lo más opuesto a todo esto. Él -ello- parece querer matar a su alma prohibiendo toda expresión de la misma, y toda práctica que pueda despertarla para expresarse. ¡Al diablo con este Verbotenismo!
En particular, permítanme exhortar a todos los hombres y a todas las mujeres, ¡pues son Estrellas! ¡Presten atención a este santo Verso!
La Verdadera Religión es intoxicación, en cierto sentido. En otro lugar se nos dice que intoxiquemos lo más íntimo, no lo más externo; pero creo que la palabra "vino" debería tomarse en su sentido más amplio, significando aquello que hace aflorar el alma. El clima, el terreno y la raza cambian las condiciones; cada hombre o mujer debe encontrar y elegir el embriagante idóneo. Así, el hachís, en una u otra de sus formas, parece convenir al Musulmán, para acompañar al calor seco; el opio es adecuado para el Mongol; el whisky para el temperamento sombrío y el clima frío y húmedo del Escocés.
La expresión sexual también depende del clima y demás, de modo que debemos interpretar la Ley para adaptarla a un Sócrates, a un Jesús y a un Burton, o a una María Antonieta y a un de Lamballe, así como a nuestros propios Don Juanes y Faustinas.
Con esta expansión, para honor y gloria de Ellos, de Sus Naturalezas, aclamamos por tanto a nuestros ayudantes, Dionisio, Afrodita, Apolo, el Vino, la Mujer y el canto.
La intoxicación, es decir, el éxtasis, es la clave de la Realidad. Se explica en "Entusiasmo Energizado" (The Equinox I, IX) que hay tres Dioses cuya función es llevar al Alma a la Realización de su propia gloria: Dionisio, Afrodita y Apolo; el Vino, la Mujer y la Canción.
Los antiguos, tanto en las más altas civilizaciones (como en Grecia y Egipto) como en el salvajismo más primitivo (como entre los buriatos y los papúes), eran muy conscientes de ello, y hacían de sus ceremonias religiosas 'orgías', Obras. La inmundicia puritana, al no entender lo que ocurría, degradó la palabra 'orgía' para que significara libertinaje. Es la vieja historia del Zorro que perdió la cola. Si no puedes hacer algo, llámalo imposible; ¡o si es a todas luces absurdo, llámalo perverso!
Son los críticos los que niegan la poesía, las personas sin capacidad de Éxtasis y Voluntad los que llaman aguardiente al Misticismo y engaño a la Magia(k). Son los gatos viejos sin hombría, los castrados y los psicópatas, quienes fingen detestar el Amor y persiguen a las Mujeres y a los Hombres Libres.
¡El verbotenismo ha llegado tan lejos en algunas comunidades de esclavos que el uso del vino está prohibido por ley!
Deseo destacar aquí que la Ley de Thelema nos impone definitivamente, como un acto religioso necesario, "beber vinos dulces y espumosos". Cualquier hombre o mujer libre que resida en cualquier comunidad donde esto esté prohibido, tiene que elegir entre dos deberes: la insurrección y la emigración.
El desprecio furtivo a la Restricción no es Libertad. Tiende a convertir a los hombres en esclavos e hipócritas, y a destruir el respeto por la Ley.
No temáis: dos años después de la prohibición del Vodka, Rusia, que había soportado con paciencia mil tiranías menores, se levantó en Revolución.
El éxtasis religioso es necesario para el alma del hombre. Cuando éste se alcanza mediante prácticas místicas, directamente, como debe ser, la gente no necesita sustitutos. Así, los hindúes permanecen contentos y sobrios, y no se preocupan por la serie de Invasores que han ocupado su país de vez en cuando y los han gobernado. Pero cuando el único medio de obtener este éxtasis, o un simulacro de él, conocido por el pueblo, es el alcohol, deben tener alcohol. Si se les priva del vino o de la cerveza, o de cualquier otra bebida natural, la sustituyen por morfina, cocaína o algo más fácil de ocultar y de tomar sin ser detectados.
Detén esto, y tendrás Revolución. Mientras un hombre pueda deshacerse de su exceso de Energía en el gozo, encuentra la vida fácil, y se somete. Si se le priva del Placer, del Éxtasis, su mente empieza a preocuparse por la forma en que es explotado y oprimido. Muy pronto comienza a arrojar bombas furtivamente; y, reuniendo fuerzas, envía a sus tiranos a la horca.
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