Antiguo Comentario
La importancia de errar en la interpretación de estos versos. La ausencia de espiritualidad conduce a la liga para pájaros del Intelecto. El Halcón no debe posarse en ninguna rama terrestre, sino mantenerse en el éter.
Nuevo Comentario
La humanidad se equivoca terriblemente cuando adquiere "educación" en el sentido de capacidad para leer periódicos. La razón es una basura; el instinto racial es la verdadera guía. La experiencia es el gran Maestro; y cada uno de nosotros posee millones de años de experiencia, la quintaesencia de la misma, almacenada automáticamente en nuestras mentes subconscientes. Los Intelectuales son peores que los propios burgueses; À la lanterne! ¡Dadnos hombres!
El entendimiento es el atributo del Maestro del Templo, el cual ha cruzado el Abismo (o "Fosa") que divide al verdadero Ser de su instrumento consciente. (Ver Liber 418, "¡Ahá!" y Libro 4, Parte III).
Debemos meditar el significado de este ataque a la idea de "Porque". Cito de mi diario la demostración de que la Razón es el Absoluto, del cual todas las Verdades no son más que casos particulares. El teorema puede enunciarse, a grandes rasgos, como sigue.
El universo debe ser expresable bien como ±n, o bien como Cero. Es decir, está o desequilibrado o equilibrado. La primera teoría (el Teísmo) es impensable; pero el Cero, cuando se examina, resulta contener la posibilidad de ser expresado como n-n, y esta posibilidad debe considerarse a su vez como ±p.
Esta tesis me parece una reductio ad absurdum de la base misma de nuestro pensamiento matemático.
Por supuesto, ya sabíamos antes que todo razonamiento está destinado a desembocar en algún misterio o en algún absurdo; lo anterior es sólo otra antinomia, un poco más profunda que las de Kant, tal vez, pero del mismo carácter. Los matemáticos estarían sin duda de acuerdo en que todos los signos son arbitrarios, elaboraciones de un ábaco, y que toda "verdad" no es más que el nombre que damos a los enunciados que contentan a nuestra razón; de modo que es inferior a la razón, y está dentro de ella; no superior y más allá, como sostienen los trascendentalistas. Me parece que nunca había visto este argumento, aunque los "hombres sensatos" lo afirmen instintivamente, supongo. Los pragmáticos son meros comerciantes con su definición de la Verdad como "lo útil al pensamiento"; pero ¿por qué no "lo necesario para el pensamiento"? Hay una especie de subjetividad berkeleyana en este punto de vista; podríamos expresarlo así: "Todo lo que podemos saber de la Verdad es 'lo que estamos abocados a pensar'. "La búsqueda de la Verdad equivale, pues, al resultado del análisis de la Mente; y recordemos aquí mi temor al resultado de ese análisis tal como lo expresé hace un mes.
Resulta que este análisis es el método correcto.
Ahora bien, ¿está justificado que asumamos, como siempre hacemos, que nuestra razón sea correcta o incorrecta? ¿Que si cualquier proposición puede mostrarse congruente con 'A es A' es 'verdadera', y así sucesivamente? ¿Cumple la "razón" de la ostra el mismo canon que la del hombre? Así lo asumimos. Hacemos de la necesidad en nuestro pensamiento la norma de las leyes de la Naturaleza; y así declaramos implícitamente que la Razón es el Absoluto. Esto no tiene nada que ver con la debilidad del error en cualquier mente, o en todas las mentes; todo en lo que nos basamos es en la existencia de alguna norma puramente mental por la que siempre podríamos corregir nuestro pensamiento, si supiéramos cómo. Es entonces este poder que constriñe nuestro pensamiento, al que nuestras mentes deben lealtad, lo que llamamos "Verdad"; y esta "Verdad" no es una proposición en absoluto, ¡sino una "Ley"!. No podemos pensar lo que es, obviamente, ya que es una condición final del pensamiento filosófico del mismo modo que el Espacio y el Tiempo son condiciones del pensamiento fenoménico.
Pero, ¿puede haber algún tercer tipo de pensamiento que pueda escapar a esas ataduras como aquello puede hacerlo de esto? Uno está tentado de apresurarse y responder, "realización Samádhica", mientras los ángeles dudan. Todo mi pensamiento "filosófico", como en el caso anterior, es una reflexión directa sobre el sentido de la experiencia Samádhica. ¿Es sencillamente que las reflexiones son distorsionadas y tenues? He demostrado la imposibilidad de cualquier Cero verdadero, y así he destruido todo axioma, haciendo saltar los cimientos de mi mente. Al no poder distinguir entre Nada y Dos, no puedo ni siquiera agarrarme al clavo ardiendo de las "fases", ya que el Tiempo y el Espacio perecieron hace tiempo. Nada es Dos, sin condiciones; y por lo tanto es una idea positiva, y tenemos tanto derecho a preguntar cómo surgió en el caso de la mónada de Haeckel como con el paraguas de la tía de uno. Sin embargo, nuestras iniciaciones nos han permitido avanzar un pequeño paso, que nos permite estar seguros de que este "Nada-Dos" es, ya que todas las teorías posibles de la Ontología, al simplificarse, dan este resultado.
Sin embargo, sea lo que sea lo que intentemos identificar con este Absoluto, no podemos huir del hecho de que en realidad no es más que la fórmula de nuestra propia Razón. La idea de Espacio surge de la reflexión sobre las relaciones entre nuestros gestos corporales y los diversos objetos de nuestros sentidos. (Poincaré -observo después de leerle, meses más tarde, mientras reviso esta nota- lo explica completamente). De modo que una "yarda" no es una cosa en sí, sino un término en las ecuaciones que expresan las Leyes que determinan cómo movemos nuestros músculos. Mi conocimiento consiste exclusivamente en la mecánica de mi propia mente. Todo lo que conozco es la naturaleza de su norma. Los juicios de la Razón son arbitrarios, y nunca pueden ser verificados. La Verdad y la Realidad son simplemente la Sustancia de la Razón misma. Mi demostración de que "Nada-Dos es la fórmula del Universo" debería entonces, preferiblemente, replantearse así: "La mente de la Bestia 666 está constituida de tal manera que se ve obligada a concebir un Universo cuya fórmula es Nada-Dos".
Observo que Lao Tse no intenta anunciar un Tao verdaderamente libre de Teh. El Teh es la cualidad necesaria del Tao, aunque el Tao, replegando el Teh sobre sí mismo, parezca ignorar el hecho. La única pausa que hago es ésta, que mi propio Sagrado Ángel Guardián, Aiwaz, cuya corona es Thelema, cuya túnica es Ágape, cuyo cuerpo es la Palabra Perdida que Él me comunicó, habló en el Libro Siete y Veinte, diciendo: "Aquí está Nada bajo sus tres formas". ¿Puede entonces haber no sólo una Nada Manifestada, Teh o Dos, una Nada Inmanifestada, Tao o Cero, y además una Nada Absoluta?
Pero no hay nada incompatible con los términos de este versículo. La idea de "Porque" hace que todo dependa de todo lo demás, lo cual se opone a la noción del Universo que este Libro ha formulado. Es cierto que la concatenación existe; pero la cadena no ata nuestras extremidades. Las acciones y reacciones de la ilusión son sólo apariencias; no nos afectan. Ninguna serie de imágenes importa al espejo. ¿Cuál es entonces el peligro de cometer "un gran error"? Somos inmunes - esa es la esencia misma de la doctrina. Pero el error existe en este sentido, para que podamos imaginarlo; y cuando un lunático cree que la Humanidad conspira para envenenarlo, no es un consuelo que los demás reconozcan su delirio como lo que es. Así pues, debemos "comprender estas runas"; debemos tomar conciencia de nuestro Verdadero Yo; si abdicamos de nuestra autoridad como individuos absolutos, estamos expuestos a someternos a la Ley, a sentirnos marionetas del Determinismo, y a sufrir las agonías de impotencia que han afligido al pensador, desde Gautama hasta James Thomson.
Ahora bien, "hay un gran peligro en mí", ya hemos visto cuál es; pero, ¿por qué habría de estar en Hadit? Porque el proceso de autoanálisis implica ciertos riesgos. Los profanos están protegidos contra aquellos sutiles peligros espirituales que acechan al sacerdote. Un bosquimano nunca tiene una crisis nerviosa. (Ver Cap. I, v.31). Cuando el Aspirante presta su primer Juramento, las cosas más triviales se convierten en terrores trascendentales, torturas y tentaciones. Las partes II y III del Libro 4 elaboran ampliamente esta tesis. Estamos tan cubiertos de suciedad que los gérmenes de la enfermedad no pueden alcanzarnos. Si decidimos lavarnos, debemos hacerlo bien; o podríamos despertar a algunos perros dormidos, y situarlos en zonas sin defender. La Iniciación remueve el barro. Crea un equilibrio inestable. Expone nuestros elementos a condiciones desconocidas. La Francia de Luis XVI tuvo que pasar por el Terror antes de que Napoleón le enseñara a encontrarse a sí misma. Del mismo modo, cualquier error en la realización de Hadit puede dejar al Aspirante a merced de las ambiciones de cada una de las facciones enajenadas de su carácter, de los perros sin amo de la perrera augiana que es su mente.
|