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"Debido a", etc. Esta frase mística se refiere sin duda a alguna experiencia espiritual concreta relacionada con el Conocimiento de Nuit.
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Parece posible que Nuestra Señora describa sus cabellos como "los árboles de la Eternidad" debido a la estructura arbórea del Cosmos. Esto se observa en la Visión de la "Esponja Estelar". Debo explicar esto dando un relato bastante detallado de esta visión.
La Visión de la “Esponja Estelar”
Hay una visión de carácter peculiar que ha sido de importancia fundamental en mi vida interior, y a la cual se hace referencia constante en mis diarios mágicos. Por lo que sé, no existe ninguna descripción de esta visión en ninguna parte, y me sorprendió al revisar mis registros darme cuenta de que no había dado una explicación clara al respecto. Al parecer, la razón es que es una parte tan necesaria de mí mismo que inconscientemente asumo que es algo de conocimiento común, al igual que uno asume que todo el mundo sabe que se posee un par de pulmones, y por lo tanto se abstiene de mencionar el hecho directamente, aunque tal vez aluda al asunto con bastante frecuencia.
Resulta esencial describir esta visión de la mejor manera posible, teniendo en cuenta la dificultad del lenguaje y el hecho de que los fenómenos involucran contradicciones lógicas, ya que las condiciones de la conciencia difieren de las que se dan normalmente.
La visión se desarrolló gradualmente. Se repitió en tantas ocasiones que no puedo decir en qué momento pudo considerarse completa. Sin embargo, el comienzo está lo bastante claro en mi memoria.
Me encontraba en un retiro en una casa de campo con vistas al Lago Pasquaney en New Hampshire. Perdí la conciencia de todo, excepto de un espacio universal en el que había innumerables puntos brillantes, y me di cuenta de que esto era una representación física del Universo, en lo que podría llamar su estructura esencial. Exclamé: "¡La nada, con centelleos!" Me concentré en esta visión, con el resultado de que el espacio vacío, que había sido el elemento principal de la misma, se redujo en importancia; el espacio parecía estar en llamas, pero los puntos radiantes no estaban confundidos, y entonces completé mi frase con la exclamación: "¡Pero qué Centelleos!"
La siguiente etapa de esta visión condujo a una identificación de los puntos resplandecientes con las estrellas del firmamento, con las ideas, las almas, etc. Percibí también que cada estrella estaba conectada mediante un rayo de luz con cada una de las demás estrellas. En el mundo de las ideas, cada pensamiento tenía una relación necesaria con cada uno de los otros pensamientos; cada una de estas relaciones es, por supuesto, un pensamiento en sí mismo; cada rayo es en sí mismo una estrella. Es aquí donde se presenta por primera vez la dificultad lógica. El vidente tiene una percepción directa de las series infinitas. Por lo tanto, lógicamente, parecería como si todo el espacio debiera estar lleno de un resplandor homogéneo de luz. Sin embargo, esto no es así. El espacio está completamente lleno, pero las mónadas que lo llenan son perfectamente distintas. El lector ordinario podría exclamar que tales afirmaciones muestran síntomas de confusión mental. El asunto exige algo más que un examen superficial. No puedo hacer más que remitir al crítico a la "Introducción a la Filosofía Matemática" del Honorable Bertrand Russell, donde se justifica exhaustivamente la posición anterior, así como ciertas posiciones que siguen. En aquel momento no había leído este libro; y considero que es una prueba contundente del valor del logro místico, que sus resultados hayan conducido a una mente como la mía, cuya formación matemática era de carácter elemental, a la conciencia inmediata de algunas de las verdades matemáticas más profundas e importantes; a adquirir la capacidad de pensar de una manera totalmente ajena a la mente normal, una rara posesión de los más grandes pensadores del mundo.
Un desarrollo posterior de la visión me llevó a la conciencia de que la estructura del universo estaba altamente organizada, que ciertas estrellas tenían una mayor magnitud y brillo mayores que el resto. Comencé a buscar símiles que me ayudaran a explicarme. Más adelante en esta nota se mencionan varios de estos intentos. También aquí hay ciertas analogías con algunas de las propiedades de las series infinitas. El lector no debe escandalizarse ante la idea de un número que no se incrementa por adición o multiplicación, una serie de series infinitas, cada una de las cuales puede ser el doble de larga que su predecesora, y así sucesivamente. No hay ninguna "patraña mística" en esto. Como muestra el Sr. Russell, las verdades de este orden son más ciertas que los axiomas más universalmente aceptados; de hecho, muchos axiomas aceptados por el intelecto del hombre medio no son verdaderos en absoluto. Pero para apreciar estas verdades, es necesario educar la mente para pensar en un orden que a primera vista parece incompatible con la racionalidad.
Aquí puedo hacer una digresión por un momento para demostrar cómo esta visión condujo directamente a la comprensión del mecanismo de ciertos fenómenos que hasta ahora se habían descartado con un encogimiento de hombros por considerarse incomprensibles.
Ejemplo nº 1. Comencé a tomar conciencia de mis propios procesos mentales; pensé en mi conciencia como el Comandante en Jefe de un ejército. Existía un equipo de especialistas encargados de hacer frente a diversas contingencias. Había un departamento de inteligencia que me informaba sobre mi entorno. Existía un consejo que determinaba la importancia relativa de los datos presentados ante ellos -sólo requería un ligero esfuerzo de la imaginación pensar en este consejo debatiendo; podía imaginarme alguna propuesta tácticamente brillante siendo vetada por el Jefe de Estado Mayor. Sólo había que dar un paso para dramatizar la escena, y en un momento me quedó claro que ahí estaba la explicación de la "doble personalidad": esa ilusión no era más que una personificación natural del conflicto interno, tal como el salvaje atribuye conciencia a los árboles y a las rocas.
Ejemplo nº 2. Estando en Montauk había puesto mi saco de dormir a secar al sol. Cuando fui a recogerlo, comenté, riendo, "Su hora de dormir, Señorito Saco", como si fuera un niño pequeño y yo su enfermera. Era una frivolidad, pero me vino a la mente la idea de que, después de todo, el saco era en cierto sentido una parte de mí mismo. Las dos ideas se unieron con un chasquido, y comprendí la maquinaria tras el delirio de un hombre que se cree una tetera.
Estos dos ejemplos pueden hacer al lector a la idea de la luz que el logro místico arroja sobre los detalles del funcionamiento de la mente humana.
Los desarrollos posteriores de esta visión acentuaron la identidad entre el Universo y la mente. La búsqueda de símiles se volvió más profunda. Tuve la curiosa impresión de que aquello que buscaba era de algún modo obvio y familiar. Al final, me golpeó con una convicción fulminante que el símil que buscaba era el sistema nervioso. Exclamé: "La mente es el sistema nervioso", con todo el entusiasmo de Arquímedes, y sólo me di cuenta después, entre una extraña explosión de risa por mi ingenuidad, de que mi gran descubrimiento no era más que una trivialidad.
A partir de esto llegué a otro descubrimiento: Percibí por qué las trivialidades eran estúpidas. La razón era que representaban la recapitulación de trenes de pensamiento, cada uno de los cuales era magnífico en cada detalle en un momento dado. Una trivialidad era como una esposa después de algunos años; no había perdido ninguno de sus encantos, y sin embargo uno prefiere a alguna mujer perfectamente insignificante.
Ahora me encontraba en condiciones de desandar los caminos del pensamiento que al final confluyen en una trivialidad. Comenzaría con algunas ideas simples y las desarrollaría. Cada etapa del proceso era como la alegría de un joven águila que se eleva de altura en altura bajo la luz del sol, cada vez más brillante, cuando rompe el amanecer, espumoso, sobre el dobladillo púrpura de la vestimenta del océano, y cuando los rayos de colores múltiples de rosa y oro y verde se reúnen y se funden en la gloria orbital del sol, con un éxtasis que sacudía el alma con una alegría inimaginable, se reconocía aquella esfera de luz arrolladora como una idea común, aceptada incuestionablemente y tratada con una indiferencia monótona porque había sido asimilada durante tanto tiempo como una parte natural y necesaria del orden de la Naturaleza. Al principio me sorprendió y disgustó descubrir que una serie de brillantes investigaciones culminaran en un lugar común. Pero pronto comprendí que lo que había hecho era revivir la carrera triunfal de la humanidad conquistadora; que había experimentado en mi propia persona la sucesión de victorias aladas que habían sido selladas por un tratado de paz cuyas cláusulas podrían resumirse en alguna expresión tan trillada como "La belleza depende de la forma".
Sería impracticable entrar de lleno en el tema de esta visión de la Esponja Estelar, aunque sólo sea porque sus ramificaciones son omniformes. Basta con reiterar que ha sido la base de la mayor parte de mi trabajo durante los últimos cinco años, y recordar al lector que su forma esencial es "La Nada con centelleos".
Concluyo pues esta nota citando algunos capítulos del Liber Aleph, en los que he descrito diversas formas afines de la visión.
“De Gramine Sanctissimo Arabico.”
(Sobre la Más Sagrada Hierba de los Árabes)
"Recuerda, oh Hijo mío, la Fábula de los hebreos, que trajeron desde la Ciudad de Babilonia, de cómo Nabucodonosor el Gran Rey, estando afligido en su Espíritu, se apartó de entre los Hombres por un Espacio de Siete Años, comiendo Hierba como lo hace un Buey. Ahora bien, este Buey es la Letra Aleph, y es ese Atu de Thoth cuyo Número es el Cero, y cuyo Nombre es Maat, la Verdad, o Maut, el Buitre, la Toda-Madre, siendo una imagen de Nuestra Señora Nuith, pero también es llamado el Loco, que es Parsifal, 'der reine Thor', y así se refiere a aquel que anda en el Camino del Tao. También es Harpócrates, el Niño Horus, caminando (como dice David, el Badawi que se convirtió en Rey, en sus Salmos) sobre el León y el Dragón; es decir, está en Unidad con su propia Naturaleza Secreta, como te he mostrado en mi Palabra sobre la Esfinge. Oh hijo mío, ayer en la víspera vino el Espíritu sobre mí para que yo también comiera la Hierba de los Árabes, y en virtud del Embrujo de la misma contemplara lo que podría estar destinado a Iluminar mis Ojos. Ahora bien, de esto no puedo hablar, ya que implica el Misterio de la Trascendencia del Tiempo, de modo que en Una hora de nuestra Medida Terrestre recogí la Cosecha de un Eón, y en Diez Vidas no podría declararlo."
“De quibusdam Mysteriis, quae vidi.”
(Sobre Ciertos Misterios que he visto)
"Sin embargo, así como un Hombre puede erigir un Monumento o un Símbolo para representar Diez Mil Veces Diez Mil, así puedo esforzarme por instruir a tu Entendimiento mediante Jeroglíficos. Y aquí nos servirá tu propia Experiencia, porque una Señal de Recuerdo es suficiente para el que está familiarizado con un asunto, que no se revelará a aquel que no la conoce, no, ni en un Año de Instrucción. He aquí, pues, uno de los Innumerables Prodigios de esa Visión: sobre un Campo Más Negro y Más Rico que el Terciopelo estaba el Sol de todo el Ser, solo. Entonces alrededor de Él había pequeñas Cruces griegas que sobrepasaban el Cielo. Éstas cambiaban de Forma en Forma geométrica, Maravilla devorando a la Maravilla, Mil veces Mil en su Curso y Secuencia, hasta que por su Movimiento convertía el Universo en la Quintaesencia de la Luz. Además, en otro Momento contemplé todas las Cosas como Burbujas, iridiscentes y luminosas, brillando por sí mismas en todos los Colores y en todas las Combinaciones de Colores, Miríada tras Miríada hasta que por su perpetua Belleza agotaron la Virtud de mi Mente para recibirlas, y la abrumaron, de modo que me apetecía apartarme de la Carga de esa Brillantez. Sin embargo, oh, Hijo mío, la Suma de todo esto no equivale al Valor de un Amanecer de Nuestra Verdadera Visión de la Santidad".
“De quodam Modo Meditationis.”
(Sobre Cierto Modo de Meditación)
"Ahora bien, lo principal de lo que se me concedió fue la comprensión de esos Cambios o Transmutaciones voluntarios de la Mente que conducen a la Verdad, siendo como Escaleras al Cielo, o así los llamé en aquel Momento, buscando una Frase para amonestar al Escriba que asistía a mis Palabras, para grabar un Balaustre sobre la Estela de mi Trabajo. Pero me esfuerzo en vano, oh Hijo Mío, para registrar este Asunto en Detalle; pues es Cualidad de la Hierba acelerar la Operación del Pensamiento Mil veces, y además representar cada Paso en Imágenes complejas y sobrecogedoras en su Belleza, de modo que uno no tiene Tiempo para concebir, mucho menos para pronunciar, alguna Palabra como Nombre de cualquiera de ellas. Además, era tal la Multiplicidad de estas Escalas y su Equivalencia, que la Memoria ya no retiene ninguna de ellas, sino sólo una cierta Comprensión del Método, sin palabras en Virtud de su Sutileza. Ahora, por lo tanto, debo Concentrar mi Pensamiento de manera poderosa y terrible mediante mi voluntad para poder Expresar este Misterio. Porque este Método es de Virtud y Beneficio; por él puedes llegar fácilmente y con Deleite a la Perfección de la Verdad, sin importar desde qué Pensamiento des el primer Salto en tu Meditación, siempre que sepas cómo todo Camino termina en Monsalvat, y el Templo del Sangreal."
“Sequitur de hac re.”
(Más acerca de esto)
"Creo, en general, en base tanto a la Teoría como a la Experiencia, por escasa que sea la mía, que un Hombre debe ser primero Iniciado y establecido en Nuestra Ley, antes de que pueda utilizar este Método. Porque en él hay una Implicación de nuestra Iluminación Secreta, que concierne al Universo y cómo su Naturaleza es absolutamente Perfecta. Ahora bien, cada Pensamiento es una Separación, y la Medicina para ello es casar a Cada uno con su Contradicción, como he mostrado anteriormente en muchos Escritos. Y debes unir uno al otro con Vehemencia de Espíritu, tan rápidamente como la propia Luz, para que el Éxtasis sea Espontáneo. Por lo tanto, es conveniente que ya hayas recorrido este Camino de la Antítesis, conociendo perfectamente la Respuesta a cada Glifo o Problema, y que tu Mente esté preparada para ello. Porque por la Propiedad de la Hierba todo pasa con una Velocidad inimaginable de Ingenio, y cualquier Vacilación debería confundirte, derribando tu Escala, y devolviendo a tu Mente a recibir Impresiones del Entorno, como en tu Comienzo inicial. Ciertamente, la Naturaleza de este Método es la Solución y la Destrucción de toda Complejidad mediante la Explosión del Éxtasis, ya que cada Elemento de la misma es satisfecho por su Correlativo, y es aniquilado (ya que pierde su Existencia Separada) en el Orgasmo que se consuma dentro del Lecho de tu Mente."
“Sequitur de hac re.”
(Más acerca de esto)
"Conoces muy bien, oh Hijo mío, cómo un Pensamiento es imperfecto en dos Dimensiones, al estar separado de su Contradicción, pero también limitado en su Alcance, porque debido a esa Contradicción no completamos (comúnmente) el Universo, salvo aquel de su Discurso. Así, si contrastamos la Salud con la Enfermedad, no incluimos en su Esfera de Unión más que una Cualidad que puede predicarse de todas las Cosas. Además, en la mayoría de los casos no es fácil encontrar o formular la Verdadera Contradicción de cualquier Pensamiento como una Idea positiva, sino sólo como una Negación Formal en Términos vagos, de modo que la Respuesta inmediata no es más que la Antítesis. Así, al Blanco no se le responde con "Todo lo que no es Blanco", porque esto es un vacío, informe, y no es una Concepción clara, simple y positiva. Pero se responde con Negro, porque esto tiene una Imagen de su Significado. Así pues, la Cohesión de los Antitéticos los destruye sólo en Parte, y uno se vuelve instantáneamente consciente del Residuo que está insatisfecho o desequilibrado, cuyo Eidolón salta en tu Mente con Esplendor y Alegría indecibles. No te dejes engañar por esto, pues su Existencia demuestra su Imperfección, y debes convocar a su Pareja y destruirlos mediante el Amor, como con lo anterior. Este Método es continuo, y procede siempre de lo Burdo a lo Sutil, y de lo Particular a lo General, disolviendo todas las Cosas en la Sustancia Una de Luz".
“Conclusio de hoc Modo Sanctitatis.”
(Conclusión sobre este Método de Santidad)
"Aprende ahora que las Impresiones de los Sentidos tienen Opuestos fáciles de concebir, como largo y corto, o claro y oscuro; y lo mismo sucede con las Emociones y Percepciones, como el amor y el odio, o lo falso y lo verdadero; pero cuanto más Violento es el Antagonismo, más ligado está a la Ilusión, determinada por la Relación. Por lo tanto, la palabra "largo" no tiene ningún significado a menos que se refiera a un Estándar; pero el Amor no es tan oscuro, porque el Odio es su gemelo, participando generosamente de una Naturaleza Común con él. Ahora, escucha esto: me fue dado en mis Visiones de los Aethyrs, cuando estaba en el Desierto del Sahara, por Tolga, que por encima del Abismo la Contradicción es la Unidad, y que nada podría ser verdadero sino en Virtud de la Contradicción que está contenida en sí mismo. He aquí, pues, que con este Método llegarás prontamente a Ideas de este Orden, que incluyen en sí mismas su propia Contradicción, y no tienen Antítesis. Aquí, entonces, tu Palanca de Antinomia se rompe en tu Mano; sin embargo, estando en verdadero Equilibrio, podrás elevarte, apasionado y ansioso, de Cielo en Cielo, mediante la Expansión de tu Idea y su Exaltación o Concentración, según lo entiendas por tus Estudios en el Libro de la Ley, la Palabra concerniente a Nuestra Señora Nuith, y Hadith que es el Núcleo de cada Estrella. Y este último Avance en tu Escala es fácil, si eres verdaderamente Iniciado, porque el Impulso de tu Fuerza en la Antítesis Trascendental sirve para propulsarte, y la Emancipación de las Cadenas del Pensamiento que has ganado en esa Praxis del Arte hace que el Remolino y la Gravitación de la Verdad sean Competentes para atraerte hacia sí misma."
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