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Aiwass. Él es 78, Mezla, la "influencia" de la Corona Suprema, y el número de cartas en el Tarot, Rota, la Rueda que todo lo abarca.
Hoor-paar-Kraat - véase II, 8.
Aiwass es llamado el sacerdote de Hoor-paar-Kraat, el Dios del Silencio; pues su palabra es el Discurso del Silencio.
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Aiwass es el nombre dado por Ouarda la Vidente como el de la Inteligencia Comunicadora. Véase la nota al Título.
Hoor-paar-Kraat o Harpócrates, el "Bebé en el Huevo de Azul", no es meramente el Dios del Silencio en un sentido convencional.
Representa el Yo Superior, el Sagrado Ángel Guardián. Conecta con el simbolismo del Enano en la Mitología. Contiene todo en sí mismo, pero está sin manifestar. Véase II:8.
Él es la Primera Letra del Alfabeto, Aleph, cuyo número es el Uno, y su carta en el Tarot es El Loco, cuyo número es el Cero. Aleph se atribuye al "Elemento" (en la antigua clasificación de las cosas) del Aire.
Así como "Uno" o Aleph representa el Principio Masculino, la Primera Causa y el libre aliento de la Vida, el sonido de la vocal A siendo realizado con la garganta y la boca abiertas.
Como Cero representa el Principio femenino, la Madre fértil. (Un antiguo nombre para la carta es Mat, del italiano 'Matto', loco, pero antes también de Maut, la Diosa-Madre-Buitre egipcia). Fértil, ya que el "Huevo de Azul" es el Útero, y en el Macrocosmos el Cuerpo de Nuith, y contiene al Bebé No Nacido, indefenso pero nutrido y protegido contra los cocodrilos y tigres que se muestran en la carta, tal como el útero está sellado durante la gestación. Está sentado sobre un loto, el yoni, que flota en el "Nilo", el líquido amniótico.
En su inocencia e ignorancia absolutas es "El Loco"; es el "Salvador", siendo el Hijo que habrá de pisotear a los cocodrilos y tigres, y que vengará a su padre Osiris. Así, lo vemos como el "Gran Loco" de la leyenda celta, el "Puro Loco" del Acto I de "Parsifal" y, en términos generales, la persona demente cuyas palabras siempre se han tomado por oráculos.
Pero para ser 'Salvador' debe nacer y llegar a la madurez; así, Parsifal adquiere la Lanza Sagrada, emblema de la virilidad. Suele llevar la 'Túnica de muchos colores', como José, el 'soñador'; así que ahora también es el Hombre Verde de las fiestas de primavera. Pero su "locura" no es ya la inocencia, sino la inspiración del vino; bebe del Grial, que le ofrece la Sacerdotisa.
Así pues, le vemos completamente armado como Baco Diphues, macho y hembra en uno, llevando el bastón de Tirso, y un racimo de uvas o un odre, mientras un tigre salta a su lado. Esta forma se sugiere en las cartas del Tarot, donde "El Loco" se muestra con una larga varita y portando un saco; su abrigo es variopinto. Los tigres y los cocodrilos le siguen, vinculando así esta imagen con la de Harpócrates.
Símbolos casi idénticos son los del Dios secreto de los Templarios, el Baphomet bi-sexual, y el de Zeus Arrhenothelus, igualmente bi-sexual, el Padre-Madre de Todo en Una sola Persona. (Se le muestra en esta forma completa en el Triunfo XV del Tarot, "el Diablo".) Ahora bien, siendo Zeus el señor del Aire, se nos recuerda que Aleph es la letra del Aire.
Como Aire encontramos al "Loco Errante", puro aliento sin sentido, pero creativo. Antiguamente se suponía que el viento fecundaba al Buitre, que por ello fue elegido para simbolizar a la Diosa-Madre.
Él es el Caballero Errante o Príncipe de los Cuentos de Hadas que se casa con la Hija del Rey. Esta leyenda se deriva de ciertas costumbres entre las tribus exogámicas, para lo cual véase "La Rama Dorada".
Así, Europa, Sémele y otras afirmaron que Zeus -Aire- había gozado de ellas en forma de bestia, pájaro o lo que fuera; mientras que más adelante María atribuiría su condición a la agencia de un Espíritu -Spiritus, aliento o aire- en forma de paloma.
Pero la "Pequeña Persona" del misticismo hindú, el Enano, loco pero astuto, de muchas leyendas en muchas tierras, es también este mismo "Espíritu Santo", o Yo Silencioso de un hombre, o su Sagrado Ángel Guardián.
Es casi el "Inconsciente" de Freud, desconocido, inexplicable, el Espíritu silencioso, que sopla "donde quiera que vaya, pero no podéis saber de dónde procede ni a dónde se dirige". Ordena con absoluta autoridad cuando aparece, a pesar de la razón y el juicio conscientes.
Aiwass es, pues, como dice este versículo 7, el "sacerdote" de este Hoor-paar-Kraat, es decir, del Salvador del Mundo en el sentido más amplio, y de mi propio "Yo Silencioso" en el menor. Un "sacerdote" es alguien que realiza un servicio, en este caso evidentemente el de revelar; Él fue el medio inteligible entre el Bebé Dios -el Nuevo Eón a punto de nacer- y yo. Este Libro de la Ley es la Voz de su Madre, de su Padre y de Él mismo. Pero al aparecer, asume la forma activa gemela de Harpócrates, la de Ra-Hoor-Khuit. El Niño Oculto se convierte en el Niño Conquistador, el Horus armado que venga a su padre Osiris. Así también nuestro propio Ser Silencioso, indefenso y estúpido, oculto dentro de nosotros, surgirá, si tenemos la habilidad de soltarlo a la Luz, brotando con fuerza hacia adelante con su Grito de Batalla, la Palabra de nuestras Verdaderas Voluntades.
Esta es la Tarea del Adepto, tener el Conocimiento y la Conversación de Su Sagrado Ángel Guardián, tomar conciencia de su naturaleza y su propósito, llevándolos a cabo.
¿Por qué se escribe así Aiwass, cuando Aiwaz es la transliteración natural de איואס?
Tal vez porque no se contentó con identificarse con Thelema, Ágape, etc. por el número 93, sino que quiso expresar su naturaleza mediante seis letras (siendo el Seis el número del Sol, del Hombre-Dios, etc.) cuyo valor en griego debería ser A=1, I=10, V=6, A=1, S=200, S=200: total 418, ¡el número de Abrahadabra, la Fórmula Mágica del nuevo Eón! Obsérvese que I y V son las letras del Padre y del Hijo, también de la Virgen y del Toro, (Ver Liber 418) protegidas a cada lado por la letra de Aire, y seguidas dos veces por la letra de Fuego.
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