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El Camino no tiene fin: la muerte lo corona todo.
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Esta lucha ha de ser extenuante. No debemos estimar en nada la vida. "Señores, apartad esas manos... Por Dios..., o quedará muerto a las mías el que me detenga". La Muerte es el Fin que corona la Obra.
La evolución funciona por medio de la variedad. Cuando un animal desarrolla una parte de sí mismo más allá de las demás, infringe la norma de su especie. Al principio este esfuerzo se hace a expensas de otros esfuerzos, y parece como si, al romperse el equilibrio general, la Naturaleza estuviera en peligro. (Evidentemente, así debe parecerle al observador casual, que probablemente reprocha y persigue al que experimenta). Pero cuando esta variación está destinada a hacer frente a algún cambio nuevo (o incluso previsto) en el entorno, y se paga con alguna parte sobrante o con alguna parte ahora superflua, aunque antes fuera útil para hacer frente a una cualidad del entorno que ya no amenaza al individuo, la adaptación es biológicamente rentable.
Obviamente, la idea global del ejercicio, mental o corporal, es desarrollar los órganos involucrados de una manera fisiológica y psicológicamente apropiada.
Es deletéreo obligar a cualquier facultad a vivir según una ley ajena. Cuando los padres insisten en que un niño adopte una profesión que detesta porque a ellos mismos les apetece; cuando Florence Nightingale luchó por abrir las ventanas de los hospitales en la India por la noche; entonces el Ideal mutila y asesina.
Cada órgano no tiene "ninguna ley más allá del Haz tu voluntad". Su ley está determinada por la historia de su desarrollo y por sus relaciones actuales con sus conciudadanos. No fortificamos nuestros pulmones y nuestras extremidades con los mismos métodos, ni buscamos las mismas señales del éxito en el entrenamiento de la garganta del tenor y en los dedos del violinista. Pero todas las leyes se parecen en esto: coinciden en que la potencia y el tono provienen de la práctica persistente del ejercicio adecuado sin sobreesfuerzo. Cuando una facultad cumple libremente su función, crecerá; la prueba es su voluntad de "luchar siempre por llegar a más"; se justifica siendo "siempre alegre". De ello se desprende que "la muerte lo corona todo". Porque una vida que ha satisfecho todas sus potencialidades deja de tener un propósito; la muerte es su diploma, por así decirlo; está lista para aplicarse a las nuevas condiciones de una vida más amplia. Igual que un escolar que ha dominado su trabajo muere a la escuela, se reencarna en la toga y el birrete, triunfa en los exámenes, muere para los claustros, y renace para el mundo.
Nótese que el Atu "Muerte" en el Tarot se refiere a Escorpio. Este signo es triple: el Escorpión que se suicida con su propio veneno, cuando su entorno (los anillos de fuego) se vuelve intolerable; la Serpiente que se renueva mudando su piel, que es coronada y encapuchada, que se mueve por ondulaciones como la Luz, y da al hombre la Sabiduría al precio del Sufrimiento y la Mortalidad; y el Águila que se eleva, sus ojos sin párpados inclinados audazmente hacia el Sol. La "Muerte" es, para el iniciado, como una posada al borde del camino; marca una etapa concluida; ofrece refrigerio, reposo y consejo para sus planes del día siguiente.
Pero en este verso la cuestión principal es que la muerte es la "corona" de todo. La corona es Kether, la Unidad; habiéndose aplicado el "Amor bajo la voluntad" a todas las posibilidades-de-Nuith de todas las energías-de-Khu de alguna Estrella-central-de-Hadit, esa Estrella se ha agotado perfectamente, completando una etapa de su curso. Por lo tanto, es coronada por la muerte; y, siendo totalmente ella misma, vuelve a vivir atrayendo a su Contraparte igual y opuesta, con la que el "Amor bajo la voluntad" es el cumplimiento de la Ley, en una esfera más sublime.
Pero no hay reglas hasta que uno las encuentra: un hombre que parte de Irlanda hacia el Sáhara hace bien en descartar cosas tan "indispensables" y "adecuadas" como un impermeable y un espino negro por un turbante y una daga.
El hombre "moral" vive acorde a la sinrazón de las Leyes, y eso es estúpido e inadecuado incluso cuando las Leyes siguen siendo buenas; porque él es un mero mecanismo, sin recursos en caso de que surja cualquier peligro que no esté ya previsto en su diseño original. El respeto por la rutina es la marca del hombre de segunda categoría.
El hombre "inmoral", que desafía las convenciones gritando en voz alta en la iglesia, puede ser en efecto "pendenciero"; pero también puede ser un hombre sensible que ha sentido el primer temblor de un terremoto.
Nosotros, los de Thelema, alentamos todas las variaciones posibles; damos la bienvenida a todo nuevo "deporte"; su éxito o fracaso es nuestra única prueba sobre su valor. Dejamos que se lance al agua el extraño polluelo de la gallina y nos reímos de su alarmismo; y protegemos al "patito feo", sabiendo que el Tiempo nos dirá si es un cisne.
Herbert Spencer, condenando inexorablemente a la horca a los Inadaptados, sólo se hizo eco del Sumo Sacerdote que protegió a Pablo de los Fariseos. ¡La sana biología y la sana teología son, por una vez, una sola cosa!
La cuestión de los límites de la Libertad individual se discute ampliamente en el Liber CXI (Aleph), al que remitimos al estudiante. Los dos capítulos siguientes darán una idea general de los principios fundamentales.
De Vi Per Disciplinam Colenda.
(Sobre el Cultivo de la Fuerza a través de la Disciplina)
Considera las Ataduras de un Clima frío, cómo hacen que el hombre sea un Esclavo; debe obtener Refugio y Comida mediante un feroz Esfuerzo. Y sin embargo, se hace fuerte contra los Elementos y su Fuerza moral aumenta, de modo que es el Maestro de los Hombres que viven en Tierras de Sol, donde las Necesidades corporales se satisfacen sin Lucha.
Considera también al que quiere sobresalir en la Velocidad o en la Batalla, cómo se niega a sí mismo la Comida que anhela, y todos los Placeres que le son naturales, poniéndose bajo el duro Orden de un Entrenador. Con lo que por esta Atadura él obtiene, al final, su Voluntad.
Ahora bien, el uno por Restricción natural, y el otro por Restricción voluntaria, han llegado cada uno a una mayor Libertad. Esta es también una ley general de la Biología, ya que todo Desarrollo es Estructuralización; es decir, Limitación y Especialización de un Protoplasma originalmente indeterminado, que por lo tanto puede ser llamado libre, según la definición de un Pedante.
De Ordine Rerum
(Sobre el Orden de las Cosas)
En el Cuerpo, cada Célula está subordinada al Control fisiológico general, y nosotros, cuya voluntad ejerce ese Control, no preguntamos si cada Unidad individual de esa Estructura es conscientemente feliz. Pero sí nos preocupamos de que cada una cumpla su Función, y el Fallo de incluso unas pocas Células, o su Revuelta, podría suponer la Muerte de todo el Organismo. Así que teniendo esto en cuenta, la queja de unas pocas, que llamamos dolor, es una Advertencia de Peligro general. Muchas Células cumplen su Destino mediante una Muerte rápida, y siendo ésta su Función, no se resienten en absoluto. Si la Hemoglobina resistiera el Ataque del Oxígeno, el Cuerpo perecería, y ni siquiera la Hemoglobina se salvaría. Ahora, oh Hijo mío, considera profundamente estas Cosas en tu Ordenamiento del Mundo bajo la Ley de Thelema. Porque cada individuo en el Estado debe ser perfecto en su propia Función, con Satisfacción, respetando su propia Tarea como necesaria y sagrada, sin envidiar la de otro. Porque sólo así podrás construir un estado libre, cuya Voluntad rectora estará dirigida individualmente al Bienestar de todos.
Nosotros, los de Thelema, pensamos que es vitalmente correcto dejar que un hombre tome opio. Puede que destruya su vehículo físico, pero también podría producir otro "Kubla Khan". Es su propia responsabilidad. También sabemos bien que "si es un Rey" no le hará daño - al final. Confiamos en que la Naturaleza proteja, y la Sabiduría se justifique con sus hijos. Es superficial objetar que habría que impedir a un hombre arruinarse y matarse, por su propio bien o por el de "quienes dependen de él". A quien no es apto para sobrevivir hay que permitirle morir. Sólo queremos a los que pueden conquistarse a sí mismos y a su entorno. En cuanto a "quienes dependen de él", uno de nuestros principales objetivos es abolir la idea misma de dependencia de los demás. Las mujeres con hijos y los bebés no son excepciones, como pudiera parecer. Están haciendo su voluntad, los unos de reproducirse, los otros de vivir; el Estado debería considerar su bienestar como su primer deber; pues si ellos dependen de este por el momento, este también depende de ellos. Un hombre podría también arrancarse el corazón porque fuera débil y precisara de cuidados cautelosos. Pero no sería menos insensato si tratara de impedir que los elementos desgastados se eliminasen de su cuerpo. Respetamos la Voluntad de Vivir; deberíamos respetar la Voluntad de Morir. La raza se auto-intoxica suprimiendo los procesos excretores de la Naturaleza.
Por supuesto, cada caso debe ser juzgado por sus méritos. Sus vecinos hacen bien en ayudar a quien está débil por accidente o desgracia, si desea recuperarse. Pero es un crimen contra el Estado y contra los individuos en cuestión impedir que el jugador, el borracho, el voluptuoso, el defectuoso congénito, se dirijan hacia la muerte, a menos que demuestren, por su propia y tenaz determinación de dominar sus circunstancias, que son aptos para desempeñar su papel en el Arca de Noé de la humanidad.
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