Los Comentarios al Libro de la Ley

escrito por Aleister Crowley

traducción y notas al pie por Yemeth
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3.55.- Que María inmaculada sea quebrada sobre la rueda: ¡que por ella todas las mujeres castas sean absolutamente despreciadas entre vosotros!

Nuevo Comentario

El nombre de María está relacionado con Marte, Mors, etc., del sánscrito MR para matar y con Mare, el Mar, cuya agua se opone al Fuego de Horus. Cito aquí un pasaje del Liber XCVII que aborda este tema en su totalidad.

"Déjenme meditar estrictamente sobre este odio a la madre. M R es la raíz sánscrita ꞊ "Matar", de ahí Mara, Mors, María, y supongo que Meer, Mere, Mer - en resumen, un montón de palabras que significan muerte o mar. Obsérvese que Mordred es el villano traidor en Morte d'Arthur. En el Liber Legis tenemos a "María" que debe ser 'quebrada sobre la rueda' al parecer porque es 'inviolable'. El Liber 418 tiene alguna explicación al respecto: 'porque se ha encerrado', creo recordar que es la frase.
Parece (no recuerdo el sánscrito) como si se insertara fálicamente una T dental o una D para darnos Madar, Μητηρ, Mater, Madre, (? metro ꞊ medida.)

¿Oculta el acento en "mere" una consonante dental perdida? Supongo que Jung o Freud tendrán todo esto resuelto en detalle.
He pensado esto antes, hace mucho tiempo, pero no puedo obtener una Cábala satisfactoria. 240 es una duplicación del Pentagrama, por supuesto, y es seis veces 40, el número de la ley represiva "sellada". Según nuestra R.O.T.A., M R es el Mar que se traga al Sol, y la inserción de una Tau ayudaría a esto en cierta fórmula de "El vive en el Sol". Pero eso sólo potenciaría a la Madre, lo que no nos sirve, ya que ella es la Tumba, la Devoradora de Carne, y no hay forma de escapar de esto. Pero, aparentemente, ella está bien en la medida en que está abierta, para entrar o salir a voluntad, la Puerta de la Vida Eterna.
Ella es Sakti, el Teh, la Puerta Mágica entre el Tao y el Mundo Manifestado. El gran Obstáculo entonces es si esa Puerta está cerrada. Por lo tanto, Nuestra Señora debe ser simbolizada como una Puta. (Daleth, la Puerta ꞊ Venus. La Paloma; Flujo libre; todo esto está ligado en el símbolo). Está claro, por fin, que el Enemigo es este Cierre de las cosas. Cerrar la Puerta es impedir la Operación del Cambio, es decir, del Amor. La objeción a Calipso, Circe, Armida, Kundry y compañía es que uno puede quedar encerrado en sus Jardines. El Libro de los Muertos al completo es un dispositivo para abrir los vehículos cerrados, y permitir a Osiris entrar y salir a placer. Por otra parte, parece haber un Sellado, durante un período definido, para permitir que el Cambio prosiga sin ser perturbado. Así, la Tierra queda en barbecho; el vientre se cierra durante la gestación; Osiris se cubre con talismanes. Pero es vital considerar esto como un dispositivo estrictamente temporal; y "suprimir la idea del Descanso Eterno". Esta idea de Nibbana es la idea cobarde de un "Niño de Mamá"; hay que darse un chapuzón refrescante en el Tao, nada más. Creo que esto debe ser presentado como el Punto Cardinal de Nuestra Sagrada Ley. Así, aunque Nuit grita "¡A mí!", eso se equilibra con la Fórmula de Hadit. "Ven a mí" es una palabra necia; porque soy yo quien va.
Ahora bien, el Semen es Dios (el que va, como lo muestra el Ankh o la correa de la Sandalia, que Él lleva) porque entra por la Puerta, permanece allí durante un período determinado, y sale de nuevo habiendo florecido y llevando todavía en él esa Semilla de Ir. (El nacimiento de una niña es una desgracia en todas partes, porque el verdadero Principio del Ir es el León-Serpiente, o Dragón; el Huevo es sólo la Caverna en la que se refugia en ocasiones)
El Liber 418 lo explica sucintamente; 3er Aethyr:

Además está María, una blasfemia contra BABALON, pues se ha enclaustrado; y por lo tanto es la Reina de todos esos malvados demonios que caminan sobre la tierra, aquellos que viste incluso como pequeñas manchas negras que ensuciaron el Cielo de Urania. Y todos estos son los excrementos de Choronzon.

Es este "enclaustrarse" lo que es horrible, la imagen de la muerte. Es lo contrario de Ir, que es Dios.
Las mujeres bajo el cristianismo son mantenidas vírgenes para el mercado como los gansos de Estrasburgo son clavados en tablas hasta que sus hígados se pudren. La naturaleza de la mujer ha sido corrompida, su esperanza de un alma frustrada, su propio placer obstaculizado, y su mente envenenada, para excitar los paladares hastiados de banqueros y embajadores seniles.
¿Por qué los hombres insisten en la "inocencia" de las mujeres?
1. Para halagar su vanidad.
2. Para darse la mejor oportunidad de (a) escapar de las enfermedades venéreas, (b) propagar su nobleza.
3. Para mantener el poder sobre sus esclavos gracias a su posesión de Conocimiento.
4. Para mantenerlas dóciles el mayor tiempo posible, prolongando el desgaste de su inocencia. Una mujer sexualmente complacida es la mejor de las ayudantes voluntarias; una decepcionada o desilusionada, un eccema muy psíquico.
5. En las comunidades primitivas, para servir de protección contra la sorpresa y la traición.
6. Para cubrir su vergüenza secreta en materia de sexo. De ahí la pretensión de que la mujer es 'pura', modesta, delicada, estéticamente bella y moralmente exaltada, etérea y descarnada, aunque de hecho la conocen como lasciva, desvergonzada, tosca, mal formada, sin escrúpulos, nauseabundamente bestial tanto física como mentalmente. Los anuncios de "protectores de axila", perfumes, cosméticos, preparados antisudorales y "tratamientos de belleza" revelan la naturaleza de la mujer tal como la ven los ojos claros de quienes perderían dinero si la juzgaran mal; y es repugnante leerlos. Sus características mentales y morales son las del loro y el mono. Su fisiología y su patología son horriblemente repugnantes, un asqueroso fango de inmundicia.
Su vida virgen es la de un simio enfermo, su vida sexual la de una cerda drogada, su vida de madre todo ojos saltones y ubres caídas.
Estos son los hechos de la "inocencia"; a esto la ha arrastrado el Empeño Cristiano del hombre, cuando más bien debió haberla hecho su camarada, franca, confiada y alegre, su ser más tierno, su complemento consustancial como la Tierra lo es del Sol.
Nosotros, los de Thelema, decimos que "Cada hombre y cada mujer es una estrella". No engañamos ni adulamos a las mujeres; no las despreciamos ni abusamos de ellas. Para nosotros una mujer es Ella misma, absoluta, original, independiente, libre, autojustificada, exactamente como lo es un hombre.
¡No nos atrevemos a frustrar Su Marcha, Diosa ella! No nos arrogamos ningún derecho sobre Su voluntad; no pretendemos desviar Su desarrollo, disponer de Sus deseos o determinar Su destino. Ella es Su único árbitro; no pedimos más que suministrarle nuestra fuerza, cuya debilidad natural, de lo contrario, sería presa de la presión del mundo. Es más, sería demasiado celoso incluso protegerla en su marcha; ¡pues lo mejor es que Ella se gane Su propio camino con Su confianza en Sí misma!
No la queremos como esclava; la queremos libre y real, ya sea que Su amor luche contra la muerte en nuestros brazos por la noche, o que Su lealtad cabalgue de día junto a nosotros en la Carga de la Batalla de la Vida.
“¡Que la mujer sea ceñida con una espada ante mí!”
“En ella se da todo el poder”
Así dice este nuestro Libro de la Ley. Respetamos a la Mujer en el ser de Su propia naturaleza; no nos arrogamos el derecho de criticarla. Le damos la bienvenida como nuestra aliada, venida a nuestro campamento acorde con lo que le ha dicho espada en mano el libre destello de su Voluntad. ¡Bienvenida, tú, Mujer, te saludamos, estrella que grita a Estrella! ¡Bienvenida a la ruina y al jolgorio! ¡Bienvenida a la lucha y a la fiesta! ¡Bienvenida a la vigilia y a la victoria! ¡Bienvenida a la guerra con sus heridas! ¡Bienvenida a la paz con sus desfiles! ¡Bienvenida a la lujuria y a la risa! ¡Bienvenida a la mesa y a la cama! ¡Bienvenida a la trompeta y al triunfo; bienvenida al canto fúnebre y a la muerte!
Somos nosotros, los de Thelema, los que verdaderamente amamos y respetamos a la Mujer, los que la consideramos sin pecado y desvergonzada tal como también nosotros lo somos; y aquellos que dicen que la despreciamos son los que se encogen ante el destello de nuestros bracamantes cuando rompemos de los miembros de Ella sus asquerosos grilletes.
¿Llamamos Puta a la Mujer? Sí, en Verdad y Amén, Ella es eso; el aire se estremece y arde cuando lo gritamos, exultantes y ansiosos.
¡Oh vosotros! ¿No fue esta vuestra burla, vuestro vil Susurro que la despreció y la avergonzó? ¿No fue "Puta" la verdad de Ella, el título de terror que le disteis en vuestro miedo a Ella, cobarde consolando a cobarde con mirada y gesto furtivos?
Pero no la tememos; gritamos Puta, mientras sus ejércitos se acercan a nosotros. Golpeamos nuestros escudos con nuestras espadas. ¡La tierra se hace eco del clamor!
¿Hay dudas sobre la victoria? Vuestras hordas de esclavos encogidos, temerosos de sí mismos, temerosos de sus propios esclavos, hostiles, despreciados y desconfiados, vuestros únicos estrategas el avestruz, la zarigüeya y la sepia, ¿no os quebraréis y huiréis ante nuestro primer ataque, mientras con lanzas enderezadas de lujuria cabalgamos a la carga, con nuestros aliados, las Putas que amamos y aclamamos, amigas libres a nuestro lado en la Batalla de la Vida?
El Libro de la Ley es el Acta Constitutiva de la Mujer; la Palabra Thelema ha abierto el candado de su "cinturón de castidad". Su Esfinge de piedra ha cobrado vida; saber, querer, atreverse y guardar silencio.
Sí, yo, la Bestia, mi Puta Escarlata que me rodea, desnuda y coronada, Ebria en Su Copa dorada de Fornicación, jactándose de ser mi compañera de cama, la he pisoteado en el Mercado, y he rugido esta Palabra de que toda mujer es una estrella. Y con esa Palabra se pronuncia la Libertad de la Mujer; los necios y los frívolos y los coquetos han oído mi voz. La zorra en la mujer ha escuchado al León en el hombre; el miedo, el desmayo, la flacidez, la frivolidad, la falsedad, ya no son la manera.
En vano el matón y el bruto y el fanfarrón, el sacerdote, el abogado o el censor social fruncirán el ceño para idear un nuevo truco de domador; de una vez por todas se ha roto la tradición; se desvanece la moda de la cuerda, el saco, la lapidación, el corte de nariz, la abrochadura del cinturón, el arrastre de la cola de la carreta, los azotes, la colocación en la picota, el emparedamiento, el tribunal de divorcio, el eunuco, el harén, el encarcelamiento en casa, el cansancio del trabajo servil, la estigmatización del credo, el cautiverio del ostracismo social, el espanto de la ira divina, e incluso el artificio de crear y fomentar la prostitución para mantener a una clase de mujeres en el abismo bajo el talón de la policía, y a la otra al borde del mismo, a merced de la bota del marido a la primera señal de insubordinación o siquiera de fracaso al complacer.
La cámara de tortura del hombre tenía herramientas inagotablemente variadas; desde el crudo y directo asesinato hasta el más sutil y despiadado hambre, en un extremo; en el otro, las agonías morales, desde arrancar a su hijo de su pecho hasta amenazarla con alguna rival cuando su servicio había arruinado su belleza.
Hombre magistral, pero muy astuto, ¿no fue tu suprema estratagema unir a las propias hermanas de la mujer contra ella, para usar su conocimiento de su psicología y la crueldad de sus celos para vengarte de tu esclava, ya que tú mismo no tenías el ingenio ni el rencor para ello?
Y la Mujer, débil de cuerpo, y hambrienta de mente; la mujer, moralmente encadenada por Su heroico juramento de salvar la raza, sin importarle el precio, indefensa y dura, soportó estas cosas, soportó a través de los siglos. El suyo no fue un sacrificio espectacular y ruidoso, ni una cruz en la cima de una colina con el mundo mirando y monstruosos milagros para hacer eco de los aplausos del cielo. Sufrió y triunfó en el más vergonzoso silencio; no tuvo amigos, ni seguidores, ni nadie que la ayudara o aprobara. Como agradecimiento, no tenía más que lisonjas sensibleras, y conocía el cruel y frío desprecio que los corazones de los hombres apenas se preocupaban por ocultar.
Ella agonizó, ridícula y obscena; entregó toda su belleza y fuerza de doncella para sufrir la enfermedad, la debilidad, el peligro de muerte, eligiendo vivir la vida de una vaca - para que la Humanidad pudiera navegar por los mares del tiempo.
Sabía que el hombre no quería de ella más que el servicio de sus bajos apetitos; en su verdadera vida de hombre ella no tenía ni parte ni suerte; y todo su salario fue su descuidado desprecio.
Así la han pisoteado a través de todas las épocas, y así la han domesticado. Su silencio fue la señal de su triunfo.
Pero ahora la Palabra de Mí, la Bestia, es ésta: no sólo eres Mujer, jurada a un propósito que no es el tuyo; eres tú misma una estrella, y en ti misma un propósito para ti. No sólo eres madre de los hombres, o puta de los hombres; sierva de su necesidad de Vida y Amor, sin compartir su Luz y Libertad; es más, eres Madre y Puta para tu propio placer; la Palabra que digo al Hombre te la digo no menos a ti: ¡Haz tu voluntad será toda la Ley!
¡Ay, cura, ay, abogado, ay, censor! ¿No os reuniréis en secreto una vez más, si en vuestro acervo de trucos de malabarista queda alguno sin probar, o en vuestra astucia y consejo hay un falso y nuevo artificio para salvar vuestro barco pirata del naufragio?
¡Hasta ahora siempre ha sido tan fácil! Cuál es la Magia(k) explosiva en esa Palabra, primera tesis del Libro de la Ley, que "cada mujer es una estrella".
¡Ay! Soy yo la Bestia que rugió esa Palabra tan fuerte, y despertó a la Belleza.
Tus trucos, tus drogas somníferas, tus mentiras, tus pases hipnóticos - no te servirán.
Decidíos a ser libres e intrépidos como yo, ¡compañeros aptos para mujeres no menos libres e intrépidas!
Porque yo, La Bestia, he llegado; un fin a los males de antaño, al embaucamiento y al apaleamiento de animales abyectos y enfermos, degradados a ese estado vergonzoso para servir a ese placer vergonzoso.
La esencia de mi Palabra es declarar que la mujer es Ella misma, de, para y por Ella misma; y le doy esta única Arma irresistible, la expresión de Sí misma y de Su voluntad a través del sexo, a Ella precisamente en los mismos términos que al hombre.
Ya no hay que temer el asesinato; el arma económica es impotente, puesto que el trabajo femenino se ha descubierto industrialmente valioso; y el arma social está totalmente en sus manos.
Las mejores mujeres siempre han sido libres sexualmente, como los mejores hombres; sólo es necesario eliminar los castigos por ser descubiertos. Que las organizaciones laborales de mujeres apoyen a cualquier individuo que sea acosado económicamente por motivos sexuales; que las organizaciones sociales honren en público lo que sus miembros practican en privado.
La mayor parte de la infelicidad doméstica desaparecerá automáticamente, ya que su causa principal es la insatisfacción sexual de las esposas, o la ansiedad (u otra tensión mental) engendrada al tomar el remedio en sus propias manos.
El delito de aborto perderá su motivación en todos los casos, salvo en los más excepcionales.
El chantaje se limitará a los delitos comerciales y políticos, con lo que su frecuencia disminuirá en dos tercios, como mínimo, quizá mucho más.
Los escándalos sociales y los celos tenderán a desaparecer.
La enfermedad sexual será más fácil de rastrear y de combatir, cuando ya no sea una vergüenza admitirla.
La prostitución (con los delitos que conlleva) tenderá a desaparecer, ya que dejará de ofrecer beneficios exorbitantes a quienes la explotan. La preocupación de las mentes del público por las cuestiones sexuales dejará de engendrar enfermedades morales y locura, cuando el apetito sexual sea tratado tan llanamente como el hambre. La franqueza al hablar y escribir sobre cuestiones sexuales disipará la ignorancia que atrapa a tantas personas desafortunadas; la precaución adecuada contra los peligros reales sustituirá a las precauciones innecesarias y absurdas contra peligros imaginarios o artificiales; y los charlatanes que comercian con el miedo perderán su negocio.
Todo esto debe seguir como la Luz a la noche tan pronto como la Mujer, fiel a Sí misma, encuentre que ya no puede ser falsa para ningún hombre. Ella debe sostenerse a Sí misma y a Su Voluntad con honor; y debe obligar al mundo a concedérselo.
La mujer moderna ya no va a ser incauta, esclava y víctima; la mujer que se entrega libremente a su propio disfrute, sin pedir recompensa, se ganará el respeto de sus hermanos, y despreciará abiertamente a sus hermanas "castas" o venales, como los hombres desprecian ahora a los "cobardicas", a los "afeminados" y a los "reptiles del tango". El amor se divorciará total e irrevocablemente de los acuerdos sociales y financieros, especialmente del matrimonio. El amor es un deporte, un arte, una religión, como se quiera; no es un Emporio de idiotas anticuados.
'María Inmaculada' ha de ser 'quebrada sobre la rueda' porque el desgarro es el único tratamiento para ella; y RV, una rueda, es el nombre del principio femenino. (Ver Liber D). Son sus propias hermanas las que han de castigarla por el crimen de negar Su naturaleza, y no los hombres los que han de redimirla, ya que, como se ha señalado anteriormente, es el falso sentido de culpa del hombre, su egoísmo y su cobardía, lo que originalmente la obligó a blasfemar contra sí misma, y así la degradó a sus propios ojos, y a los de él. Que ellos se ocupen de sus asuntos particulares para redimirse, ¡seguro que tienen las manos llenas! La mujer se salvará a sí misma si se la deja actuar sola. Lo veo Yo, la Bestia, que ha visto -que ve- el Espacio esplendoroso con las estrellas, que ha visto -que ve- el Cuerpo de nuestra Señora Nuith, que todo lo penetra, que todo lo engulle, que no ha encontrado -que no encuentra- ningún alma que no sea enteramente de Ella. ¡Mujer! Tú nos atraes hacia arriba y hacia adelante para siempre; y cada mujer es única entre las mujeres, de la Mujer; una estrella de Sus estrellas.
Te veo, Mujer, estás sola, Suma Sacerdotisa eres para el Amor en el Altar de la Vida. Y el Hombre es la Víctima en él.
Debajo de ti, regocijado, yace; goza mientras muere, ardiendo en el aliento de tu beso. Sí, la estrella se precipita ardiendo hacia la estrella; la llamarada estalla, salpica los cielos.
¡Hay un Grito en una lengua desconocida, resuena a través del Templo del Universo; en su única Palabra está la Muerte y el Éxtasis, y tu título de honor, oh tú, a Ti misma Alta Sacerdotisa, Profetisa, Emperatriz, a Ti misma la Diosa cuyo Nombre significa Madre y puta!
Notas al pie


1 - N.del E.: Método de tortura y ejecución lenta y penosa en el que se colocaba al reo sobre una rueda, se quebraban todos sus huesos y se hacía que sus tobillos tocaran su cabeza.

2 - N.del E.: Estos “tango lizards” eran, en la década de 1910, hombres que chantajeaban a las mujeres que seducían en salones de tango. Borges llamó al propio tango en su origen arrabalero, “reptil de lupanar”.