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Y sin embargo, al ser realmente invulnerables, no hay que temer por ellos.
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Debemos abolir las sombras mediante la Radiante Luz del Sol. Las cosas reales sólo son arrojadas a una gloria más brillante por Su refulgencia. No debemos temer entonces arrojar a los Cristianos a los Leones. Si entre ellos hay Verdaderos Hombres, que por deficiencias en su educación no saben lo que es mejor, se reencarnarán correctamente, y no se habrá hecho daño alguno.
Este pasaje puede interpretarse quizá en un sentido ligeramente distinto al que se asume en el párrafo anterior. En efecto, debemos amar a todos -¿no es la Ley "el amor bajo la voluntad"? Con esto quiero decir que debemos establecer un contacto apropiado con todos, ya que el amor significa unión; y la condición apropiada de la unión está determinada por la voluntad. Consideremos la actitud correcta que hay que adoptar en el asunto del cólera. Hay que amarlo, es decir, estudiarlo íntimamente; de lo contrario, no se puede estar seguro de mantener la relación correcta con él, es decir, no permitir que interfiera con la propia voluntad de vivir. (Y casi todo lo que es cierto para el Cólera es cierto para los Cristianos).
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