Los Comentarios al Libro de la Ley

escrito por Aleister Crowley

traducción y notas al pie por Yemeth
¡Consíguelo en Libro de Bolsillo!

<< regresar al capítulo 3

3.20.- ¿Por qué? Debido a la caída de Porque, que él no esté de nuevo allí.

Antiguo Comentario

En respuesta a algún "¿Por qué?" mental del profeta, el Dios da esta respuesta burlona. Sin embargo, tal vez contenga alguna clave que me permita desentrañar algún día el secreto del versículo 19, actualmente desconocido. (Siendo “ahora” el otoño de 1911, claro).

Nuevo Comentario

Hay aquí una percepción de la profunda ley que opone el pensamiento a la acción cuando actuamos correctamente, apoyados en la instructiva sabiduría heredada de tiempos pasados. Nuestros ancestros sobrevivieron porque fueron capaces de adaptarse a su entorno; sus rivales no se reprodujeron, por lo que las cualidades "buenas" se transmiten, mientras que las "malas" son estériles. Así, el pensamiento racial, subconsciente, le dice al hombre que debe tener un hijo, cueste lo que cueste. Roma se fundó con la violación de las Sabinas. ¿Habría defendido esa violación un razonador? ¿Fue por "justicia" o "piedad" o "moralidad" o "Cristianismo"?
En el capítulo II de este libro se habla mucho sobre la ética a este respecto. Thomas Henry Huxley, en su ensayo "Ética y Evolución", señaló la antítesis entre estas dos ideas; y concluyó que la Evolución estaba destinada a vencer a la Ética a largo plazo. Al parecer, fue incapaz de ver, o no quiso admitir, que su argumento demostraba que la Ética (tal y como la entendían los victorianos) es falsa. La Ética del Liber Legis es la de la propia Evolución. Sólo somos necios si interferimos. Haz tu voluntad será toda la Ley, tanto biológicamente como en todos los demás sentidos.
Pongamos un ejemplo. Soy anti-vacunas en un sentido que cualquier otro anti-vacunas repudiaría. Admito que la vacunación protege de la viruela. Pero me gustaría que todo el mundo tuviera viruela. Los débiles morirían; los fuertes podrían tener la cara picada; pero la raza se haría inmune a la enfermedad en unas pocas generaciones.
En un sentido similar abogaría, con Samuel Butler, por la destrucción de toda maquinaria. (Admito las dificultades prácticas de definir los límites de los dispositivos legítimos. La cuestión es ésta: ¿cómo hemos de desarrollar la habilidad humana? La imprenta es admirable en manos de un Aldus, un Charles T. Jacobi o incluso un William Morris. Pero la impresión mecánica barata de basura sifilítica en pasta podrida con caracteres desgastados en tinta de baja calidad ha destruido la vista, ha podrido la mente y ha confundido las pasiones de la multitud.) Porque las máquinas son un truco para evitar el Trabajo Duro; y el Trabajo Duro es la salvación de la raza. En La Máquina del Tiempo, H.G. Wells traza un admirable retrato de una humanidad dicotomizada, una rama débil e inane, la otra embrutecida y automática. Las máquinas ya casi han completado la destrucción de la artesanía individual. El hombre ya no es un trabajador, sino el encargado de alimentar las máquinas. El producto está estandarizado; el resultado, la mediocridad. Nadie puede obtener Lo Que Quiere; debe contentarse con lo que la esclavitud pone en el mercado. En lugar de que cada hombre y cada mujer sean una estrella, tenemos una amorfa pululación de alimañas.